El satélite Jameson Tercera parte- Final

 Ahora que conocemos los planes del profesor Jameson para su eterno descanso y hemos presenciado el despertar, el renacer de un ser humano en un futuro distante dentro un cuerpo extraño y rodeado de seres aun mas extraños, ha llegado la hora de ver qué destino le espera al brillante y visionario profesor Jameson. No te pierdas el desenlace de esta magnifica historia.

Capítulo IV

Un mundo en agonía

Ahora, cuéntanos de tidijo 25X-987y sobre tu mundo.

El profesor Jameson, que en la universidad era considerado como un orador bastante habilidoso y perfectamente capaz de relatar con inteligencia la historia de la tierra, su evolución y la sucesión de eventos que dieron origen a la civilización, por lo menos hasta el periodo histórico en el cual murió, comenzó entonces a relatar. Al principio, le costó un poco transmitir mentalmente sus ideas, pero rápidamente se acostumbro y le resultó incluso mas práctico que el discurso oral. Los zorianos escucharon con interés el larguísimo relato del profesor hasta el final. 

Mi sobrinoconcluyó el profesor, evidentemente obedeció mis instrucciones y dispuso mi cuerpo en el cohete que construí, lo lanzó al espacio, donde me convertí en un satélite del planeta durante los últimos millones de años.

¿De verdad quieres saber cuanto tiempo estuviste muerto cuando te encontramos?preguntó 25X-987. Sería interesante averiguarlo.

Si, claro, me encantaría saberlorespondió el profesor.

Nuestro mejor matemático, 459C-79 puede decírtelo. El matemático dio un paso al frente. Sobre un lado de sus cuerpo cúbico habían muchos botones organizados en largas columnas y cuadrados.

¿Cuál es tu unidad de medida?preguntó.

El kilómetro.

¿Cuántas veces el largo de tu cohete es un kilómetro?

Mi cohete mide cuatro metros y medio. Un kilómetro es igual a mil metros.

El matemático presionó unos botones.

¿A qué distancia en kilómetros estaba el sol de tu planeta en ese tiempo?

Ciento cincuenta millones de kilómetrosrespondió.

¿Y el satélite de tu mundo, ese que llamas Luna?

Trescientos noventa mil.

¿Y tu cohete?

Imagino que a unos cien mil.

Estaba a unos treinta mil kilómetros de la Tierra cuando te encontramosdijo el matemático, presionando unos botones mas. La luna y el sol están mucho mas cerca de tu planeta ahora.

El profesor Jameson tuvo una eyaculación mental.

¿Sabes cuánto tiempo has estado flotando alrededor de tu planeta dentro de tu propio satélite?dijo el matemático. Desde que empezaste tu travesía, el planeta al que llamas Tierra ha completado cuarenta millones de vueltas alrededor del sol.

¡Cuarenta millones de años!exclamó el profesor. La humanidad debe haberse extinguido en la superficie terrestre hace mucho tiempo ¡Soy el ultimo hombre en la tierra!

Es un mundo muerto ahoraintervino 25X-987

. Por supuestoaclaró el matemático, que los últimos millones de años fueron mucho mas cortos que los que tu viviste. La órbita de la Tierra es menor en diámetro y la velocidad de revolución es mayor debido a la proximidad con el sol cada vez mas frío. Diría que los años en los que estuviste vivo eran cuatro veces mas largos que los que ahora le toman a tu viejo planeta dar la vuelta al sol ¿Cuántos días habían en tus años?

Trescientos sesenta y cinco.

El planeta ha dejado de rotar por completo ahora.

Es extraño que tu cohete haya conseguido esquivar los meteoros durante tanto tiempoobservó 459C-79, el matemático.

Rayos de repulsión de radio automáticosexplicó el profesor.

El mismo que no nos dejaba acercarnos a tu coheteestableció 25X-987, hasta que los neutralizamos.

Moriste y fuiste lanzado al espacio mucho antes de que hubiera vida en Zorsoliloquió uno de los hombres maquina. Nuestra especie ni siquiera habido nacido cuando la tuya había desaparecido por completo de la faz de la tierra.

Escuchen a 72N-4783dijo 25X-987es nuestro filósofo, y le encanta rememorar la vida pasada de Zor, cuando eramos criaturas de carne y hueso con la amenaza de la muerte siempre latente. En ese entonces, al igual que la vida que tú conociste, nacíamos, vivíamos y moríamos, todo en un periodo de tiempo comparativamente corto. 

Por supuesto, el tiempo ya no significa nada para nosotros, especialmente cuando estamos en el espacioobservó 72N-4783. No llevamos registro del tiempo en nuestras expediciones, aunque en Zor los sucesos sí se reporten en forma precisa.Ya que estamos en tema ¿sabes cuánto tiempo estuvimos aquí escuchando la historia de tu planeta? Nuestros cuerpos de maquina nunca se cansan, lo sabes.

Buenoreflexionó el profesor Jameson, tomándose su tiempo. Yo diría que medio día, aunque puede ser un poco mas que eso.

Te escuchamos durante cuatro díasrespondió 72N-4783.

El profesor Jameson estaba realmente sorprendido.

Vaya, no tenía intención de aburrirlos asíse disculpo.

Para nadarespondió otro. Tu historia fue interesante, y si hubiera sido dos veces mas larga tampoco hubiera importado, o incluso aun mas larga que eso. El tiempo es relativo, y en el espacio real, no existe en absoluto, no mas que los cuarenta millones de años parecieron instantes para ti. Lo sentimos en tus primeros pensamientos seguido tu resurrección.

Avancemos entonces a tu planeta Tierradijo 25X-987. Quizás encontremos mas asombrosos descubrimientos ahí.

A medida que la nave zoriana se aproximaba a la esfera desde donde el profesor Jameson había sido lanzado al espacio hacia cuarenta millones de años, no pudo evitar preguntarse qué aspecto tendría y qué cambios radicales encontraría.Hasta ese momento lo único que sabía es que las condiciones geográficas de los continentes habían cambiado. Es lo que había podido ver desde la nave.

Momentos después llegaron a la Tierra. Los viajeros estelares de Zor, al igual que el profesor Jameson, salieron de la nave y caminaron sobre la superficie del planeta. La Tierra había dejado de rotar, dejando la mitad de su superficie siempre mirando al sol. Ese lado tenía una temperatura bastante elevada, mientras que el otro, en las antípodas, alejado de la luz del solar, era un páramo frío, frígido y desolado. Los viajeros no se atrevieron a aventurarse muy dentro de ninguno de los dos hemisferios sino que aterrizaron sobre una franja angosta de unos mil kilómetros de ancho que separaban la mitad congelada de su contrapartida quemada por el sol.

El profesor Jameson salió de su nave junto a 25X-987 y observó maravillado la gran transformación que cuatrocientos mil siglos habían traído consigo. La superficie de la tierra, el cielo y el son eran tan distintos que ya no parecía el mismo planeta. Hacia el este, la esfera color sangre del sol que lentamente se enfriaba descansando en el horizonte, iluminando el día eterno. La rotación de la tierra se había detenido por completo, y ésta flotaba inmóvil en el firmamento mientras giraba alrededor de su padre celestial, su órbita se reducía lenta pero firmemente hacia el interior del sol. Los dos planetas interiores, Mercurio y Venus, estaban muy cerca de la orbe roja cuyo brillo y resplandor se había perdido en el proceso de enfriamiento. Pronto, ambos planetas sucumbirían a la inmensa fuerza de atracción del sol y regresarían a las llamas de las cuales habían nacido como cuerpos gaseosos en tiempos remotos.

La atmósfera había desaparecido casi por completo, se había enrarecido tanto que el profesor Jameson podía ver con increíble claridad y sin ningún malestar para sus ojos directo al inflamado cuerpo del moribundo sol. Parecía ser mucho mas grande de lo que lo había visto en la época en la que había muerto, y eso se debía a que realmente estaba mucho mas cerca.

Hacia el oeste, el cielo estaba sumido en la mas profunda oscuridad excepto por la chispa iridiscente de las estrellas que adornaban esas sección del firmamento. Al observar, notó que un brillo tenue cubría el cielo occidental, y gradualmente se hacia cada vez mas brillante, la luna llena se ergia majestuosa en el horizonte, desplegando su pálido y etéreo fulgor sobre el mundo agonizante debajo. Era muchas veces mas grande de lo que el profesor la había visto alguna vez en el transcurso de su vida natural. La fuerza de atracción de la tierra la atraía hacia ella mientras el sol hacia lo propio con el planeta.

Este deprimente paisaje que se extendía ante la vista del profesor representaba el estado de existencia que había alcanzado el planeta. Una soledad avasallante, sin testigos de la abundante vida que había rebosado el planeta hacia tanto tiempo atrás. Ese paisaje, extraño, pero hermoso, era un panorama asolador y melancólico, la mente del profesor cayó presa de su deprimente y lúgubre influencia. Su aspecto funerario y opresivo lo sacudió de repente como un escalofrió de terrible soledad.

25X-987 sacó al profesor Jameson de su ensueño letárgico.

Demos una vuelta y veamos qué encontramos. Entiendo cómo debe sentirse respecto al pasado. Debe ser una conmoción, pero es algo que todos los mundos atraviesan tarde o temprano, incluso Zor. Cuando ese día llegue, los zorianos encontraremos un nuevo mundo donde vivir. Si viajas con nosotros, te acostumbraras a ver mundo muertos y desolados al igual que otros rebosantes de vida y energía. Por supuesto, que éste, al ser tu mundo natal tiene un valor sentimental, pero realmente es uno entre  miles de millones.

El profesor Jameson guardó silencio.

Me pregunto si habrá alguna ruina aquí para explorarpregunto 25X-987.

No lo creorespondió el profesor. Recuerdo haber oído a un eminente científico de mi época decir que, después de cincuenta mil años, cualquier estructura o creación del hombre desaparecería por completo de la faz de la tierra. 

Y tenía razónavaló el hombre maquina de Zor. El tiempo es el gran erradicador. 

Durante mucho tiempo, los hombres maquina exploraron la penosa superficie del planeta Tierra, entonces, 25X-987 sugirió cambiar el escenario a explorar. Se subieron a la nave y avanzaron hacia el otro lado de la tierra, siempre siguiendo el cinturón de sombra que rodeaba por completo la tierra como un gigantesco anillo. Aterrizaron entonces en una tierra con una serie de conos con picos huecos.

¡Volcanes!exclamó el profesor.

Extintosagregó el hombre maquina.

Cerca de cincuenta hombres maquina, incluyendo a Jameson, dejaron la nave para explorar las curiosas formas de los picos. El profesor se alejo del resto y se refugió en una pequeña cueva del volcán, lejos de la vista de sus compañeros zorianos.

 

Capítulo V

Eternidad o muerte 

Mientras deambulaba por la cueva, el suelo debajo cedió repentinamente y lo catapultó hacia las oscuras profundidades. A través de una lúgubre oscuridad cayó durante lo que pareció una eternidad. Cuando finalmente tocó el fondo se estrelló contra algo duro. La delgada corteza de la boca del volcán había cedido y lo habían enviado hacia el interior del mismo.

Debió haber sido una caída muy grande o por lo menos así se había sentido. ¿Por qué no había muerto? Se palpó entonces el cuerpo con tres de sus tentáculos. Sus piernas de metal estaban rotas, las cuatro, un embrollo de metal retorcido y la superficie inferior de su cuerpo estaba abollada y deformada. No podía moverse, y la mitad de sus seis tentáculos estaban paralizados.

¿Cómo iba a salir de ahí? Se preguntó. Los hombres maquina quizás nunca lo encontrarían. ¿Qué sucedería con él entonces? Permanecería así, en este imperecedero y monótono estado para siempre, dentro de ese agujero negro que era el interior de un volcán apagado, sin poder moverse ¡Qué idea tan terrible!No podía morir de hambre; comer era algo desconocido para los zorianos, las maquinas no necesitan alimento. Ni siquiera podía suicidarse. La única manera que tenía de morir era destruir su resistente cabeza y en su situación actual era imposible.

De repente, se le ocurrió que podía irradiar pensamientos pidiendo ayuda ¿Será que los zorianos podrían recibir sus mensajes? Se pregunto hasta donde llegaban los mensajes telepáticos. Concentró todo su poder mental en pedir ayuda, y repitió su ubicación y condición una y otra vez. Entonces, liberó su mente dispuesto a recibir una respuesta. No llegó ninguna. Lo intentó de nuevo. Sin respuestas, el profesor Jameson se desalentó.

No había esperanza. Los mensajes telepáticos no llegaban a los hombres maquina de Zor. Estaban demasiado lejos, al igual que una persona podía estar fuera de alcance de la voz de otro ¡Estaba condenado a una existencia terrible! Había sido preferible que los zorianos no lo hubieran encontrado ¡Deseaba que los zorianos lo hubieran destruido en vez de traerlo de vuelta a la vida, de vuelta a esto!

Sus pensamientos se vieron interrumpidos repentinamente.

¡Estamos en camino!

¡No te des por vencido! 

Si el cuerpo mecánico del profesor hubiera tenido corazón, éste hubiera dado un salto de alegría cuando recibió ese mensaje telepático. Poco después, levantó la vista y pudo ver en la boca del volcán a uno de los hombre maquina.

Estaremos contigo prontodijo.

El profesor nunca supo como lo rescataron ya que perdió el conocimiento bajo el extraño rayo que proyectaron para levantarlo y sacarlo de su prisión. Cuando recobró la consciencia, se encontró de vuelta en la nave.

Si te hubieras dañado la cabeza en esa caída habría sido tu finle dijo el primer pensamiento que lo recibió apenas despertó.

Puedo arreglarte en el estado en que estás.

¿Por qué no respondieron cuando llamé la primera vez?preguntó el profesor¿No me oyeron?

Te oímos y respondimos, pero tú no nos oíste. Verás, tu cerebro es diferente al nuestro, y aunque pudiste enviar un mensaje a gran distancia no pudiste recibirlo.

Estoy hecho pedazosdijo el profesor, mirando sus miembros destrozados, su tentáculos paralizados y su cuerpo abollado.

Te arreglaremosrespondió algo. Tuviste mucha suerte que tu cabeza saliera ilesa.

¿Qué van a hacer conmigo?preguntó el profesor¿Me van a quitar el cerebro y ponerlo en otra maquina?

No es necesario. Solo te quitaremos la cabeza y la instalaremos en otro cuerpo mecánico.

Los zorianos se pusieron a trabajar de inmediato, y pronto quitaron la cabeza del profesor de su cuerpo destrozado. Durante la indolora operación, el profesor mantuvo una buena conversación con los zorianos y después de muy poco tiempo ya estaba montado sobre un cuerpo nuevo y listo para seguir explorando. Durante su operación, la nave se había movido a una nueva posición, y el profesor salió acompañado por 25X-987.

Tengo que cuidartedijo él. Hasta que te acostumbres a tu cuerpo metálico puedes seguir metiéndote en problemas.

Jameson estaba muy pensativo. Sin dudas, estos extraños seres maquinas que habían encontrado su cohete en las profundidades del espacio y lo habían traído de vuelta a la vida esperaban ahora que viajara con ellos y se uniera a las filas zorianas. ¿Es eso lo que él quería? No podía decidir. Había olvidado que los hombres maquina podían leer sus mas profundos pensamientos.

 ¿Deseas quedarte aquí en la tierra?preguntó 25X-987. Puedes hacerlo si es lo que realmente quieres. 

No lo sérespondió el profesor sinceramente.

Miro el polvo del suelo a sus pies. Y vio lo que probablemente había sido parte de la composición del ser humano, que había cambiado varias veces de estructura atómica, o de alguna extraña forma de vida que hubiera sucedido a la humanidad. Era la ley del átomo que jamas moriría. Y ahora estaba dentro de su alcance, la posibilidad de la vida eterna. ¡Podía ser inmortal si así lo deseaba! Una vida interminable de aventuras en el vasto e infinito universo, entre galaxias, estrellas y planetas.

Una inmensa soledad lo invadió. ¿sería feliz entre esos hombres maquina viajando hacia mundos lejanos? Eran amables y se preocupaban por su bienestar ¿Qué mejor destino podía esperar? Pero aun así, había un anhelo que nacía en lo mas profundo de su ser, un anhelo por la humanidad. Era irresistible. ¿Qué podía hacer?¿Era en vano acaso? La humanidad había desaparecido de la tierra hacia millones de años. Se preguntó que habría detrás de la muerte, la muerte real, donde el cuerpo se descompone y se desintegra hasta regresar al polvo de la Tierra y asume una nueva estructura atómica.

Empezó a pensar si realmente había estado muerto durante esos cuarenta millones de años, supuso que había estado en un mero estado de animación suspendida. Recordó a un científico que conoció, que decía que el cuerpo no muere al momento de ser declarado oficialmente. Según este hombre, las células del cuerpo no morían cuando éste dejaba de respirar, el corazón de latir y la sangre de circular, sino que subsistían de alguna manera durante varios días después, especialmente las células de los huesos que eran las ultimas en morir.

Quizás, cuando fue enviado al espacio en el cohete justo después de su muerte, el vacío cósmico había ralentizado la muerte celular y lo había puesto en animación suspendida que lo preservó durante millones de años. ¿Y si realmente muriera? ¿Destruyendo su cerebro? ¿Qué habría después de esa muerte? ¿Sería acaso un plano de existencia mejor que el le ofrecían los zorianos? ¿Volvería a encontrarse con la humanidad o será que habían alcanzado un plano superior de existencia o quizás reencarnaron? ¿Existía el tiempo mas allá de los misteriosos portales de la muerte? Si no fuera así, entonces era posible unirse a las almas de la raza humana. ¿Había estado muerto realmente durante todo este tiempo? Si fuera el caso, entonces sabía que esperar cuando destruyera su cerebro ¡El olvido!

Un intenso sentimiento de soledad y melancolía lo había invadido y no quería soltarlo. Desesperado, decidió que hallaría el risco mas cercano y saltaría por él de cabeza. La humanidad lo llamaba, no había compañía humana junto a él. Sus cuatro miembros de metal lo llevaron rápidamente al borde un precipicio ¿Por qué no habría de tentar al mas allá? 25X-987, siguiendo sus pensamientos, no intentó detenerlo. En su lugar, el hombre maquina de Zor espero pacientemente.      

Mientras el profesor Jameson meditaba sobre el salto que lo llevaría a un nuevo plano de existencia... o al olvido, un pensamiento de 25X-987 llego a él. Estaba cargado con la sabiduría de incontables mundos y siglos de experiencia.

¿Por qué saltarías?preguntó el hombre maquina. Este mundo agonizante ejerce una mórbida influencia sobre tu mente. Es una cuestión de claridad. Libera tu mente de esa fascinante influencia y ven con nosotros a visitar otros mundos, muchos de ellos hermosos y jóvenes. Entonces sentirás la diferencia. ¿Vendrás con nosotros?

The professor considered for a moment as he resisted the impulse to dive off the declivity to the enticing rocks far below. An inspiration seized him. Backing away from the edge of the cliff, he joined 25X-987 once more.

El profesor consideró por un momento mientras se resistia al impulso de saltar de cabeza por ese declive y estrellarse contra las tentadoras rocas debajo. Una inspiración se apodero de él. Retrocedió y se alejo del risco, y volvio a pararse junto a 25X-987 una vez mas.

Si, iré con ustedesrespondió.

Se convertiría en un inmortal después de todo, se uniría a los zorianos en su aventura sin fin de un mundo a otro. Se alejaron entonces en la nave de la deprimente y lúgubre influencia del mundo agonizante, influencia que casi había convencido al profesor James de saltar hacia el olvido.   

 

Fin

El satélite Jameson Segunda Parte

Ahora, presentamos una nueva entrega del cuento largo que da inicio a la saga del profesor Jameson. Una space opera escrita por Neil Jones y publicada en Amazing Stories en julio de 1931, es decir, en los primeros años de la era dorada. En cierta forma, las historias de Neil Jones aunque poco conocidas y reconocidas fueron pioneras en su tipo, con un estilo y trópicos que proliferaron durante veinte años. Sin mas que agregar, continuamos adelante con la historia. 


Capítulo II

La misteriosa nave espacial

Los hombres maquina abrieron paso a su líder, 25X-987, que advirtió que la nave estaba en condiciones críticas.

¿Han
intentado comunicarse con la nave?
preguntó.

No hay respuestas a ninguna de nuestras señalesrespondió alguien.

Tráiganla abordo entoncesordenó su comandante. Es lo bastante pequeña para meterla en uno de nuestros compartimientos de carga, y ahí podremos usar nuestros rayos de penetración para ver qué tipo de criaturas alberga. Son inteligentes, eso es seguro, su nave es indicador suficiente.

La nave zoriana redujo la velocidad para acercarse al misterioso vagabundo, flotando en el vacío cósmico en las proximidades de un mundo agonizante.

Qué forma tan extraña tieneresaltó 25X-987. Es incluso mas pequeña de lo que había calculado.

Un extraño fenómeno había acontecido entre los hombres maquinas de Zor. Los había invadido un enorme curiosidad y eso era algo que no podía quedar insatisfecho. Acostumbrados como estaban a presenciar extraños escenarios y criaturas aun mas extrañas en todo tipo de aventuras en los mas remotos rincones del universo, se habían endurecido ante este tipo de experiencias. Se necesita de mucho para excitar su imperturbable actitud. Sin embargo, algo en esa pequeña y extraña nave había excitado su imaginación y algo en su subconsciente les decía que habían encontrado una radical e inusual aventura. 

Colócate a su ladorepitió 25X-987 al operador mientras regresaba a la sala de mando y seguía con la vista al pequeño vagabundo cósmico.

Lo intentorespondió el hombre maquinapero parece dar un salto atrás cada vez que me acerco a cierta distancia. Incluso nuestra nave parece retroceder un poco cada vez.

¿Intentan eludirnos?

No lo sé. Si quisieran escapar deberían aumentar la velocidad.

Quizás ya hayan alcanzado su máxima velocidad y no pueden seguir acelerando.

¡Miren!exclamó el operador¿Vieron eso? Esa cosa volvió a saltar.

Nuestra nave también se moviódijo 25X-987. Vi un resplandor de luz disparado de un lado de la nave justo cuando salto.

Otro hombre maquina entro a la sala y le dijo al comandante de la expedición zoriana.

Está usando rayos de repulsión de radio para mantenernos a rayainformó.

Contrarréstelo- instruyó 25X-987.

El hombre se fue y ahora, el hombre maquina en los mandos de la nave volvió a intentar acercarse al misterioso vagabundo cósmico. Esta vez con éxito, y esta vez, no hubo resplandor ni rayo repulsor desde el cilindro metálico.

Ingresaron entonces al compartimiento donde varios objetos eran arrastrados desde el vacío espacial hacía el interior de la nave interplanetaria. Esperaron pacientemente a que el resto de los hombres maquina arrastraran el extraño y alargado cilindro espacial.

¡Pónganlo debajo del rayo de penetración!ordenó 25X-987¡Veamos que contiene!


El grupo completo de zorianos se reunió alrededor del cilindro cuyos placas de níquel brillaban intensamente. Observaron con mucho interés ese objeto de cinco metros que se hacia mas estrecho hacia la base. La nariz era casi como una bala. Ocho protuberancias cilíndricas fijas a la base mientras que las cuatro paredes estaban equipadas con estabilizadores como los que se ven en las bombas aéreas para guiarlos desde la tierra a través de la atmósfera.

Sobre la base de la nave había una palanca junto a una puerta que aparentemente se abría hacia afuera. Uno de los hombres maquina se acercó para abrirlo pero un grito de su comandante lo detuvo en el acto.

¡No lo abras aun!advirtió¡No sabemos lo que contiene!

Un resplandor salio de la nave, era como una niebla hecha de luz.

Envuelto en esa niebla, que opacaba las placas metálicas del exterior, y revelaba a la vez el interior de la misteriosa nave.

Guiados por sus mecánicas manos, los zorianos apuntaron sus luces hacia el interior de la nave. Los hombres maquina esperaban ver unas cuantas extrañas criaturas asomar del cilindro metálico, pero lo que vieron los aterro. Era solo una, perfectamente quieta. O estaba en animación suspendida o estaba muerta. Era dos veces mas alto que los hombres mecánicos de Zor. Lo contemplaron en silencio durante un buen tiempo, pensativos, hasta que el líder dio una instrucción.

Sáquenlo de ahí.

Desactivaron el rayo de penetración y dos hombres maquina dieron excitados un paso adelante y abrieron la puerta. Uno de ellos miro de cerca el cuerpo del extraño individuo de cuatro miembros. La criatura yacía reclinada sobre una capsula vertical rodeado por un lujoso recubrimiento interior. Correas sostenían su mentón y cada uno de sus cuatro miembros, asegurando así su cuerpo a la nave. El hombre maquina lo liberó, y con la ayuda de su compañero removió el cuerpo del ataúd cósmico donde lo habían encontrado. 

¡Está muerto!enunció uno de los hombres después de examinarlo detenidamente. Ha estado así desde hace mucho tiempo.

Hay extraños patrones mentales grabados en su menteseñaló otro. 

Uno de los hombres maquina, cuyo cuerpo metálico era de un tono distinto al de los demás, dio un paso adelante. Inclinó su cuerpo cubico sobre la extraña y fría criatura, vestida con fantásticos accesorios. Examinó el organismo muerto por un momento, y se volvió hacia sus compañeros. 

¿Les gustaría oír su historia?preguntó.

¡Sí!respondieron al unisono.

Así será entoncesdijo con determinación.Tráiganlo a mi laboratorio. Removeré su cerebro y reactivaré sus células. Lo regresaré a la vida y trasplantaré su cerebro a la cabeza de una de nuestras maquinas.

Con estas palabras, ordenó a dos zorianos que cargaran el cuerpo al laboratorio.

Mientras la nave orbitaba sobre el tercer planeta que 25X-987 había decidido visitar y donde habían encontrado el cilindro metálico con su enigmático habitante, 8B-52, el experimentador, trabajaba sin descanso para revivir las células del cerebro muerto hacia tanto tiempo. Finalmente, todos sus esfuerzos dieron fruto, el hombre maquina había conseguido exitosamente colocar el cerebro en un cabeza mecánica. Despertó entonces al cerebro dormido. El cuerpo de la criatura fue descartado, después de todo, lo único que realmente importaba era su cerebro. 

Capítulo III

Regreso a la vida

Cuando el profesor Jameson volvió en sí, se percato inmediatamente de una extraña sensación. Se sentía mal. Los doctores tenían cero expectativa en que fuera a vivir, se lo habían dicho con toda franqueza, pero a él le importaba muy poco ya que había tenido una vida larga y muy feliz. Quizás su hora no había llegado aun. Se preguntó cuanto tiempo había estado dormido. Se sentía extraño, era como si no tuviera cuerpo ¿Por qué no podía abrir sus ojos? Lo intentó, lo intentó con todo su ser. Una niebla. Sus ojos habían estado abiertos todo este tiempo pero no había podido ver antes. Era extraño, pensó. Todo estaba en silencio junto a su cama.¿dónde estarían los doctores y las enfermeras?¿se habrían ido a dormir? ¿o quizás estaban muertos?

El diablo había puesto esa niebla frente a sus ojos, obscureciendo su linea de visión. Intentó llamar a su sobrino. Intentó, en vano, pronunciar Douglas, pero nada sucedió ¿Dónde estaba su boca? Parecía no tener una.¿Estaba delirando? Ese silencio extraño, quizás había perdido el sentido de la audición y con él, la capacidad de hablar... y de ver con claridad. La niebla se había convertido en un confuso manojo de objetos indistintos que se movían de acá para allá.

Se percató entonces de un impulso en su mente que le preguntaba una y otra vez cómo se sentía. Se percato también de otras ideas, ideas que parecían maravillar a su cerebro, pero había una que clamaba con insistencia, una que podía garantizar respuestas sobre su estado de indisposición y que prevalecía por sobre las demás. Parecía como si alguien intentara hablarle e impulsivamente él intentara enunciar algo, decirles que se sentía raro. Parecía que le habían arrebatado el habla. No podía hablar, sin importar cuanto lo intentara. Era inútil. Era extraño, sin embargo, el impulso que sentía en su mente parecía estar satisfecho con ese esfuerzo, y ahora tenía otra pregunta para él. ¿De dónde era? Que pregunta tan inusual, ya que estaba en casa. Se lo dijo. ¿Siempre había vivido ahí? Si, claro que si.

El anciano profesor estaba cada vez mas consciente de su condición. Al principio, era apenas un leve y pasivo asombro ante la imposibilidad de moverse y a esos extraños pensamientos que circulaban por su mente. Pero ahora, había intentado activarse y salir del letargo.

De repente, su visión se aclaró, y ¡qué sorpresa! Podía ver todo a su alrededor sin siquiera mover su cabeza. Pudo ver el techo de su habitación ¿Su habitación?¿era esa su habitación? No... no podía ser ¿Dónde estaba?¿Qué eran esas raras maquinas frente a él? Tenían cuatro piernas. Seis tentáculos serpenteaban desde sus cuerpos con forma de cubo. Uno de ellos se acerco a él. Un tentáculo proveniente de ese objeto le froto la cabeza. Que sensación tan peculiar. Instintivamente, obedeció el impulso de alejar el artilugio metálico de su rostro con la mano.

Pero sus manos no se levantaron, en su lugar, seis tentáculos hicieron retroceder a la maquina. El profesor Jameson se sorprendió mentalmente al observar el resultado de su esfuerzo por alejar a esa maquina caricaturesca y de apariencia alienígena. Agitado, bajo la vista hacia su propio cuerpo, para ver de donde habían salido esos tentáculos, entonces, su sorpresa dio paso al terror y al asombro. Su cuerpo era igual a la criatura de pie frente a él. ¿Dónde estaba?¿qué había pasado con él? Solo momentos atrás estaba en su cama, con los doctores y su sobrino inclinados sobre él, esperando morir. Las ultimas palabras que recordó haber escuchado, fue un críptico anuncio de uno de los doctores. 

Se nos va.

Pero no había muerto después de todo, aparentemente. Un pensamiento horrible lo invadió. ¿Sería esta la vida después de la muerte? ¿o era su mente jugándole una mala pasada? Entonces, se percató que la maquina frente a él intentaba comunicarle algo. Cómo podría hacerlo, pensó el profesor, no tenía boca. El deseo de comunicar una idea se hizo mas intenso. La sugestión del hombre maquina resonaba en su mente. Telepatía, pensó.

La criatura preguntaba por su lugar de origen. No lo sabía; su mente era un torbellino de pensamientos e ideas en conflicto. Se dejo conducir hasta una ventana donde la maquina le señaló con un tentáculo un objeto afuera. Era una sensación nueva, caminar en cuatro patas metálicas. Miro entonces por la ventana y vio algo que casi lo hace caer de la conmoción.

El profesor observaba entonces, un inmenso planeta flotando en la inmensidad del vacío estelar. Ahora si estaba convencido de que todo era una ilusión, un truco que había convencido a su mente y sus ojos de que todo esto era real.

Un sueño aterrador. Examinó cuidadosamente la topografía del gigantesco globo que descansaba a una cierta distancia. Al mismo tiempo, veía como una aglomeración de criaturas mecánicas se amontaba detrás de él, entendió que conversaban telepáticamente a sus espaldas, o ¿sería en sus narices? ¿cuál era? Con ojos en todas direcciones y un cuerpo cubico, no había prácticamente diferencia, los cuatros lados de su cuerpo eran iguales. Sus piernas mecánicas lo transportan con la misma facilidad en cualquier dirección.

El planeta a sus pies no era la Tierra, de eso estaba seguro. No reconoció ninguno de los continentes. Entonces, divisó la gigantesca esfera roja y apagada que era el sol. Ese no era el sol de su planeta. Era mucho mas brillante que eso.

¿Has venido de ese planeta?preguntó vía impulso el mecanizado junto a él.

Norespondió.

Fue entonces que permitió que los hombres maquinas, para entonces había concluido que eran hombres maquina y que de alguna manera, por alguna extraordinaria transformación él se había convertido en uno de ellos, lo guiaran a través de la nave de la cual ahora era consciente por primera vez. Era una nave interplanetaria o nave espacial, pensó.

25X-987 lo llevo al compartimiento de donde lo habían sacado y donde había estado vagando en las proximidades del mundo cercano. Le mostraron entonces el largo cilindro.

¡Es mi cohete satélite!exclamó el profesor Jameson para sí mismo, aunque en realidad, cada uno de los hombres maquina recibió ese pensamiento de lleno¿Qué está haciendo acá?

Encontramos tu cuerpo muerto dentro de élrespondió 25X-987. Removimos tu cerebro y lo pusimos dentro de la maquina, después de estimularlo y reanimarlo. El cuerpo fue desechado.

El profesor Jameson había quedado estupefacto ante las palabras del hombre maquina.

¡Entonces sí morí!exclamó el profesor. Y mi cuerpo fue dispuesto en el cohete para preservarlo eternamente hasta el final de la vida en la Tierra!¡Lo logré!¡He conseguido una victoria sin igual! 

Se volvió hacia el hombre maquina.

¿Cuánto tiempo estuve de esa manera?preguntó emocionado.

¿Cómo podríamos saberlo?respondió el zoriano. Te sacamos del cohete hace un breve periodo de tiempo, diría que menos de un día. Es nuestra primera visita a tu sistema planetario y encontramos tu cohete de casualidad ¿Así que es un satélite? No lo observamos demasiado para determinar si era o no un satélite. Al principio creímos que era otra nave estelar pero cuando no respondió nuestras señales nos dispusimos a investigar.

Entonces sí es la Tierra la que observé antesmurmuró el profesor. Con razón no la reconocí. La topografía ha cambiado mucho. Y el Sol también, deben haber pasado un millón de años desde que morí.

Muchos millonescorrigió 25X-987. Los soles de este tamaño no se enfrían en un periodo tan corto de tiempo como has sugerido.

El profesor Jameson, a pesar de ser un genio de los cálculos antes de su muerte, estaba completamente estupefacto por esta nueva realidad.

¿Quiénes son ustedes?preguntó súbitamente.

Somos zorianos de Zor, un planeta en los confines del universo.

25X-987 continuó hablando, y le contó al profesor todo sobre cómo los zorianos habían alcanzado el nivel del desarrollo necesario y habían puesto fin a todo nacimiento, evolución y muerte de su pueblo al convertirse en hombres maquina.

 


continuará...


El satélite Jameson- Primera parte.

El día de hoy, tenemos la primera parte de una genial historia de aventura espacial, la primer entrega de una larga saga galáctica.  Junto a Ray Cummings, Jack Williamson y tantos otros autores, Neal R. Jones fue un pionero del space opera que tanto prolifero en la literatura pulp de los años 20, 30, y hasta mediados de los 40. 

Al igual que los autores mencionados anteriormente, Jones introdujo un elemento novedoso, fantástico para la época y con superficiales detalles técnicos. No adelanto mas, los dejo con la primera parte de esta emocionante historia... 

¡Qué lo disfruten!

Por Neil R. Jones

Publicado originalmente en Amazing Stories, julio 1931.

Traducido por Ema U.

Los mamuts del mundo antiguos se han preservado maravillosamente en el hielo de Siberia. Solo a unos pocos kilómetros en el espacio, el frío es mucho mas intenso que en las regiones polares y su poder de preservación  de los cuerpos muertos probablemente sea proporcionalmente mas efectiva. Cuando el científico/héroe de esta historia sabía que estaba a punto de morir, concibió una idea brillante para la preservación de su cuerpo y el resultado excedió sus expectativas. El qué, cómo, y por qué, está brillantemente explicado en esta historia.

 

Prólogo

El cohete satélite.

En lo profundo del espacio, a unos treinta mil kilómetros de la Tierra, el cuerpo del profesor Jameson viaja en un contenedor dentro de un cohete en un viaje interminable, girando alrededor de una gigantesca esfera. El cohete era un satélite del inmenso y giratorio mundo alrededor del cual orbitaba. En el año 1958, el profesor Jameson había buscado la forma de preservar su cuerpo en forma indefinida después de su muerte. Había trabajado muy duro y durante mucho tiempo en ello.

Desde los tiempos de los faraones, la raza humana ha estado buscando los medios para proteger a los muertos de los estragos del tiempo. El arte egipcio de embalsamar a sus muertos había sido una maravilla, una práctica que la humanidad ha perdido en el despertar de la era mecánica, y nunca ha sido redescubierta. Pero incluso embalsamar el cuerpo del profesor Jameson a la egipcia resultaría infructuoso, en vista que en millones de años, la disolución de los cuerpos sería tan efectiva como cremar uno inmediatamente después de su muerte.

El profesor había buscando la forma de preservar su cuerpo por toda la eternidad. Pero eventualmente había llegado a la conclusión de que nada en la tierra es imperturbable mas allá de un cierto limite de tiempo.

Por lo tanto, mientras siguiera buscando una forma terrenal de preservación, estaría condenado a la decepción. Todos los elementos terrestres están compuestos de átomos, que están eternamente en descomposición y recomposición, pero nunca se destruyen a sí mismos. Un fósforo puede arder, pero los átomos siguen imperturbables, se convierten en humo, dióxido de carbono, cenizas, y otros elementos básicos. Estaba claro para el profesor que nunca podría lograr su propósito si pensaba en utilizar un sistema de estructura atómica como el fluido embalsamador o cualquier otra composición para preservar otro sistema de estructura atómica, como el del cuerpo humano, cuando toda estructura atómica está sujeto a un cambio que es universal sin importar que tan lento sea.

Entonces, hablando para si mismo, evaluó la posibilidad de preservar el cuerpo humano en el mismo estado de su muerte hasta el fin de la vida en la Tierra, hasta ese día en que la Tierra finalmente regrese al sol desde donde se desprendió originalmente. En forma casi repentina, así como así, se le había ocurrido la respuesta al dilema que lo había obsesionado, la respuesta lo dejo maravillado, las potencialidades eran impresionantes.

 

Enviaría su cuerpo al espacio dentro de un cohete para convertirse en un satélite de la Tierra hasta que el planeta deje de existir. Ese fue su razonamiento lógico. Cualquier sustancia, ya sea de origen orgánica o inorgánica, arrojada a las profundidades del espacio existiría indefinidamente. Había visualizado su cuerpo muerto dentro de un cohete, volando hacia las infinitas fauces del espacio. Se preservaría en perfectas condiciones, mientras que en la Tierra, millones de generaciones humanas vivirían, morirían y sus cuerpos, descompuestos, regresarían al polvo y serían cosa del pasado. Persistiría, inalterado, hasta el día en que la humanidad, bajo una fría estrella, se desvanezca para siempre en la gélida y delgada atmósfera de un mundo en agonía.

¡Era una magnifica idea!

Al principio lo asaltaron las dudas ¿Y sí su cohete funerario aterrizaba en algún otro planeta, o era atraído por la inmensidad del sol y arrojado a las llamas de la esfera incandescente? El cohete podría fijar rumbo fuera del sistema solar, sumergido en el interminable océano del espacio durante millones de años, para finalmente entrar en algún sistema solar de alguna lejana estrella, al igual que los meteoros entran al nuestro. ¿Y si el cohete se estrellará en un planeta de ese sistema o en la estrella misma, o se convirtiera en una satélite de algún cuerpo celestial?

Fue en este punto donde se le ocurrió la idea de convertir su cohete en un satélite de la tierra, e inmediatamente lo incorporó al esquema. El profesor había calculado el impulso necesario para llevar el cohete a una distancia lo suficientemente lejos de la tierra para que no terminara cayendo y se estrellará, pero lo suficiente para que la gravedad de la tierra evitara que éste abandone la órbita terrestre y el sistema solar. Al igual que la Luna, giraría por siempre alrededor de la Tierra.

Eligió una órbita para su cohete a cien mil kilómetros de la tierra. El único miedo que tenía en este punto eran los enormes meteoros que vagaban por el espacio a grandes velocidades. Pero superó ese obstáculo, y eliminó las posibilidades de una colisión con estos titanes estelares. Instaló propulsores en el cohete para desviar cualquier meteoro que se acerque a la trayectoria de la nave. El anciano profesor se había preparado para todas las contingencias y se preparaba para descansar de sus tareas y deleitarse con los increíbles e inigualables resultados que obtendría. Su cuerpo jamas se descompondría, y sus huesos jamas se convertirían en polvo, polvo de donde todos los hombres se han originado y a donde todos eventualmente regresan.

Su cuerpo permanecería en perfecto estado durante millones de años,  inalterado por periodos de tiempo que solo geologos y astrónomos podrían concebir.

Sus esfuerzos superarían incluso a los mas salvajes sueños de H. Rider Haggard, que representó la maravillosa practica de embalsamar de la antigua nación de Kor en su inmortal novela, Ella, en la cual Holly, acompañado por la incomparable Ayesha, contemplan la magnifica, realista y magistral forma de embalsamar de la desaparecida civilización de Kor.

Asistido hábilmente por su sobrino, quien desempeño sus instrucciones y deseos después de su muerte, el profesor Jameson partió a su peregrinaje espacial en el cohete que él mismo había construido. Su sobrino y heredero mantuvo el secreto guardado por siempre en su corazón.

 Generación tras generación siguieron su rumbo. La humanidad gradualmente murió y terminó por desaparecer de la faz de la tierra. La humanidad fue mas tarde reemplazada por otras formas de vida que dominaron el globo por un periodo determinado de tiempo, hasta que eventualmente también se extinguieron. Los años se apilaban uno sobre otro y se contaban por millones, pero el satélite de Jameson seguía su solitaria vigilia alrededor de la tierra, la distancia entre el satélite y el planeta se fue cerrando gradualmente, cediendo involuntariamente a la poderosa atracción de éste ultimo.

Cuarenta millones de años después, su órbita había caído hasta los treinta mil kilómetros de la tierra mientras que el planeta muerto se acercaba cada vez mas al frío sol cuyo esfera roja y apagada cubría gran parte del cielo. Alrededor de las llamas, podían verse muchas estrellas a través de la enrarecida y delgada atmósfera terrestre. A medida que la tierra se movía lenta y gradualmente hacia el sol, la luna hacia lo propio hacia la tierra, y se veía como una inmensa gema, resplandeciendo ante el cielo del crepúsculo. 

El cohete con los restos del profesor Jameson continuaba su interminable travesía alrededor de la tierra, cuya rotación ahora se había detenido por completo, con una cara mirando eternamente al moribundo sol. De ahí continuó su solitario camino, un ataúd cósmico, acompañado por un cortejo fúnebre repleto de centelleantes estrellas entre el profundo silencio de la eternidad del espacio que lo envolvía. No había compañía para el solitario cohete, excepto por meteoros que ocasionalmente pasaban junto a él a una velocidad excepcional con destino incierto a través del vacío del espacio entre mundos distantes.

¿Será que el satélite del profesor seguirá en órbita hasta el fin del mundo? ¿O será que el suministro de los impulsores se agotará al cabo de eones y convertirá al cohete en presa fácil del primero meteoro que se cruce en su camino? ¿regresaría alguna vez a la tierra cuando su órbita se hubiera acercado demasiado y la gravedad lo hiciera estrellarse en la superficie del desolado planeta? ¿y cuando el cohete finalmente termine su carrera, será que el cuerpo del profesor se habrá conservado en perfecto estado o será apenas un puñado de polvo? 

Capítulo I

40.000.000 de años después.

En las fronteras del sistema solar, una inmensa, oscura y puntiaguda nave acelera a través del espacial en dirección al pequeño punto de luz emanado por la esfera roja y opaca del moribundo sol, estrella que algún día yacería fría y oscura para siempre.  Como un gigantesco meteoro, la nave atraviesa el sistema solar en dirección al gran sol rojo desde algún lejano sistema planetaria en los mas recónditos extremos del universo. 

En el interior de ese viajero estelar, extrañas criaturas de metal operaban los controles del leviatan que se abría paso hacia el centro luminoso del sistema. Atravesó rápidamente la órbita de Neptuno y Urano en dirección al sol. Los cuerpos de estos extraños seres eran bloques cuadrados de un metal muy similar al acero sostenidos por cuatro extremidades articuladas que habilitaban su movilidad. Seis tentáculos, todos de metal, como el resto de su cuerpo asomaban de la parte superior del cubo. Sobresaliendo por encima de todo estaba su extraña cabeza metálica se elevaba en el centro del cuerpo y estaba equipada con un circulo de ojos que la rodeaba completamente. Las criaturas, con ojos mecánicos y pestañas de metal, podían ver en todas direcciones. Y un solo ojo coronaba el extremo de la cabeza puntiaguda, descansando en una suave cavidad craneal.

Eran Zorianos del planeta Zor, mundo que orbitaba alrededor de una estrella a un millón de años luz de nuestro sistema solar. Los Zorianos habían alcanzado, hacia unos cuantos cientos de miles de años, un nivel de desarrollo científico que los había llevado a buscar la inmortalidad y alivio para sus agotados cuerpos, atiborrados de imperfecciones de la carne y de la sangre. Habían buscado liberarse de la muerte, y lo habían conseguido, pero al mismo tiempo habían destruido su capacidad de nacer. Fue así que, durante varios cientos de miles de años, la historia del planeta Zor no registró nacimientos y apenas unas pocas muertes.

Esta extraña especie de individuos había construido sus propios cuerpos mecánicos, y,   operándose los unos a los otros habían trasplantado sus cerebros a sus cabezas metálicas desde donde dirigían las funciones y movimientos de sus inorgánicos cuerpos. Las muertes por desgaste de la carne eran cosa del pasado. Cuando una parte del cuerpo mecánico se rompía, se reemplazaba, y así, los Zorianos tenían prácticamente vidas eternas con muy pocas excepciones. Desde el avance tecnológico, hubieron apenas un puñado de accidentes en los que la destrucción de las cabezas y por ende de los cerebros, resultaron irreparables. Fueron pocos, sin embargo, y la población de Zor había disminuido. Los hombres maquinas de Zor ya no necesitaban su atmósfera, y de no ser por el frío del espacio, podrían haber vivido tanto en el vacío como en la superficie de algún planeta. Sus cuerpos de metal, especialmente la cabeza que contenía sus cerebros, requerían de cierta temperatura aun cuando podían sobrevivir cómodamente en lugares donde sus cuerpos originales hubieran muerto congelados.

El pasatiempo mas popular entre los hombres de Zor era la exploración del universo. Esto les proporcionaba una fuente inagotable descubrimientos, desde las mas variadas formas de vida hasta las mas diversas condiciones planetarias a los cuales bajaban a descansar. Cientos de naves espaciales habían sido despachadas en todas direcciones, muchas de ellas habían emprendido expediciones que duraban cientos de años antes de regresar a su distante planeta natal de Zor. 

Esta nave Zoriana en particular había ingresado a un sistema solar donde sus planetas cerraban cada vez mas sus órbitas alrededor de una opaca esfera roja, un sol moribundo. La tripulación de la nave, que era de alrededor de cincuenta individuos, examinaba cuidadosamente los variados planetas de ese sistema tan particular con sus poderosos telescopios.

Estos hombres maquinas no tenían nombres y se identificaban con letras y números. Conversaban los unos con los otros a través de impulsos de pensamiento, y no eran capaces de de producir sonidos vocalmente ni de escuchar uno pronunciado. 

-¿Adónde vamos primero?-preguntó uno de los hombres en la consola de mando a otro parado junto a él examinando la cartilla de navegación.

-Todos parecen ser mundos muertos, 4R-3579-respondió el otro-, pero el segundo planeta desde el sol parece tener una atmósfera que podría albergar vida, y el tercer planeta también puede ser interesante ya que tiene un satélite. Examinemos los planetas interiores primero, y exploraremos los exteriores al final si determinamos que valen nuestro tiempo.

-Demasiado esfuerzo por nada- apresuró 9G-721-.Este sistema planetario es igual a tantos otros que hemos explorado antes. El sol es tan frío que no podría sostener ni a las formas de vida mas comunes que generalmente encontramos en nuestros viajes. Deberíamos visitar sistemas con estrellas mas brillantes.

-Hablas de formas de vida comunes-resaltó 25X-987-¿Y qué hay de las poco comunes? ¿Qué acaso no hemos encontrado vida en mundos muertos, fríos, sin luz solar ni atmósfera?

-Si, es verdad-admitió 9G-721-.Pero ese tipo de hallazgos son increíblemente raros.

-Pero sin embargo, la posibilidad existe, incluyendo a este sistema-le recordó 4R-3579-, y qué si pasamos un poco de tiempo improductivamente en este sistema,¿qué acaso no tenemos vidas inmortales por delante? La eternidad es nuestra. 

-Empecemos por el primer planeta-comandó 25X-987, que estaba al mando de esta particular expedición zoriana-y en el camino inspeccionemos la superficie del tercer planeta a ver si alberga algo que sea de nuestro interés. Si es así, después de visitar el segundo planeta podemos volver al tercero. El primer mundo no vale la pena. 

La nave espacial zoriana pasó a toda velocidad a unos cuantos miles de kilómetros sobre la superficie terrestre en dirección al planeta que conocemos como Venus. Mientras avanzaba, redujo drásticamente su velocidad para que los zorianos pudieran examinar el tercer planeta de cerca con sus instrumentos.

De repente, uno de los hombres maquina entró corriendo al cuarto donde 25X-987 observaba la topografía del mundo bajo sus pies.

-¡Encontramos algo!-exclamó.

-¿Qué es?

-¡Otra nave!

-¿Dónde?

-Inmediatamente delante nuestro, cerca. Venga a la cubierta delantera y podrá verla con el telescopio.

-¿Qué curso lleva?

-Se comporta en forma extraña-respondió el hombre maquina-.Parece estar girando alrededor del planeta.

-¿Crees que hay seres inteligentes, como nosotros, en ese mundo muerto y que esa es una de sus naves?

-Quizás es una nave de exploración como la nuestra pero de otro mundo-sugirió.

-Pero no una de las nuestras-dijo 25X-987.

Juntos,los dos zorianos se dirigieron rápidamente a la sala de observación de la nave donde mas hombres maquina examinaban ansiosamente la misteriosa nave. Sus impulsos mentales volaban de acá para allá como balas incorpóreas.

-¡Es muy pequeña!

-Va muy despacio.

-Es una nave con capacidad para apenas unos pocos hombres-observo uno.

-No sabemos el tamaño de las criaturas-recordó otro.

-Quizás haya miles de ellos en esa nave. Pueden ser tan pequeños que hasta podríamos no verlos a primera vista. Hay registro de seres así.

-Pronto lo averiguaremos.

-¿Me pregunto si nos han visto?

-¿De dónde crees que vengan?

-Del mundo debajo-sugirió alguien.

-Quizás.


No se pierdan la emocionante conclusión de este relato.

Muy pronto.


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