Ahora que conocemos los planes del profesor Jameson para su eterno descanso y hemos presenciado el despertar, el renacer de un ser humano en un futuro distante dentro un cuerpo extraño y rodeado de seres aun mas extraños, ha llegado la hora de ver qué destino le espera al brillante y visionario profesor Jameson. No te pierdas el desenlace de esta magnifica historia.
Un mundo en agonía
-Ahora, cuéntanos de ti-dijo 25X-987-y sobre tu mundo.
El profesor Jameson, que en la universidad era considerado como un orador bastante habilidoso y perfectamente capaz de relatar con inteligencia la historia de la tierra, su evolución y la sucesión de eventos que dieron origen a la civilización, por lo menos hasta el periodo histórico en el cual murió, comenzó entonces a relatar. Al principio, le costó un poco transmitir mentalmente sus ideas, pero rápidamente se acostumbro y le resultó incluso mas práctico que el discurso oral. Los zorianos escucharon con interés el larguísimo relato del profesor hasta el final.
-Mi sobrino-concluyó el profesor-, evidentemente obedeció mis instrucciones y dispuso mi cuerpo en el cohete que construí, lo lanzó al espacio, donde me convertí en un satélite del planeta durante los últimos millones de años.
-¿De verdad quieres saber cuanto tiempo estuviste muerto cuando te encontramos?-preguntó 25X-987-. Sería interesante averiguarlo.
-Si, claro, me encantaría saberlo-respondió el profesor.
-Nuestro mejor matemático, 459C-79 puede decírtelo-. El matemático dio un paso al frente. Sobre un lado de sus cuerpo cúbico habían muchos botones organizados en largas columnas y cuadrados.
-¿Cuál es tu unidad de medida?-preguntó.
-El kilómetro.
-¿Cuántas veces el largo de tu cohete es un kilómetro?
-Mi cohete mide cuatro metros y medio. Un kilómetro es igual a mil metros.
El matemático presionó unos botones.
-¿A qué distancia en kilómetros estaba el sol de tu planeta en ese tiempo?
-Ciento cincuenta millones de kilómetros-respondió.
-¿Y el satélite de tu mundo, ese que llamas Luna?
-Trescientos noventa mil.
-¿Y tu cohete?
-Imagino que a unos cien mil.
-Estaba a unos treinta mil kilómetros de la Tierra cuando te encontramos-dijo el matemático, presionando unos botones mas-. La luna y el sol están mucho mas cerca de tu planeta ahora.
El profesor Jameson tuvo una eyaculación mental.
¿Sabes cuánto tiempo has estado flotando alrededor de tu planeta dentro de tu propio satélite?-dijo el matemático-. Desde que empezaste tu travesía, el planeta al que llamas Tierra ha completado cuarenta millones de vueltas alrededor del sol.
-¡Cuarenta millones de años!-exclamó el profesor-. La humanidad debe haberse extinguido en la superficie terrestre hace mucho tiempo ¡Soy el ultimo hombre en la tierra!
-Es un mundo muerto ahora-intervino 25X-987
-. Por supuesto-aclaró el matemático-, que los últimos millones de años fueron mucho mas cortos que los que tu viviste. La órbita de la Tierra es menor en diámetro y la velocidad de revolución es mayor debido a la proximidad con el sol cada vez mas frío. Diría que los años en los que estuviste vivo eran cuatro veces mas largos que los que ahora le toman a tu viejo planeta dar la vuelta al sol ¿Cuántos días habían en tus años?
-Trescientos sesenta y cinco.
-El planeta ha dejado de rotar por completo ahora.
-Es extraño que tu cohete haya conseguido esquivar los meteoros durante tanto tiempo-observó 459C-79, el matemático.
-Rayos de repulsión de radio automáticos-explicó el profesor.
-El mismo que no nos dejaba acercarnos a tu cohete-estableció 25X-987-, hasta que los neutralizamos.
-Moriste y fuiste lanzado al espacio mucho antes de que hubiera vida en Zor-soliloquió uno de los hombres maquina-. Nuestra especie ni siquiera habido nacido cuando la tuya había desaparecido por completo de la faz de la tierra.
-Escuchen a 72N-4783-dijo 25X-987-es nuestro filósofo, y le encanta rememorar la vida pasada de Zor, cuando eramos criaturas de carne y hueso con la amenaza de la muerte siempre latente. En ese entonces, al igual que la vida que tú conociste, nacíamos, vivíamos y moríamos, todo en un periodo de tiempo comparativamente corto.
-Por supuesto, el tiempo ya no significa nada para nosotros, especialmente cuando estamos en el espacio-observó 72N-4783-. No llevamos registro del tiempo en nuestras expediciones, aunque en Zor los sucesos sí se reporten en forma precisa.Ya que estamos en tema ¿sabes cuánto tiempo estuvimos aquí escuchando la historia de tu planeta? Nuestros cuerpos de maquina nunca se cansan, lo sabes.
-Bueno-reflexionó el profesor Jameson, tomándose su tiempo-. Yo diría que medio día, aunque puede ser un poco mas que eso.
-Te escuchamos durante cuatro días-respondió 72N-4783.
El profesor Jameson estaba realmente sorprendido.
-Vaya, no tenía intención de aburrirlos así-se disculpo.
-Para nada-respondió otro-. Tu historia fue interesante, y si hubiera sido dos veces mas larga tampoco hubiera importado, o incluso aun mas larga que eso. El tiempo es relativo, y en el espacio real, no existe en absoluto, no mas que los cuarenta millones de años parecieron instantes para ti. Lo sentimos en tus primeros pensamientos seguido tu resurrección.
-Avancemos entonces a tu planeta Tierra-dijo 25X-987-. Quizás encontremos mas asombrosos descubrimientos ahí.
A medida que la nave zoriana se aproximaba a la esfera desde donde el profesor Jameson había sido lanzado al espacio hacia cuarenta millones de años, no pudo evitar preguntarse qué aspecto tendría y qué cambios radicales encontraría.Hasta ese momento lo único que sabía es que las condiciones geográficas de los continentes habían cambiado. Es lo que había podido ver desde la nave.
Momentos después llegaron a la Tierra. Los viajeros estelares de Zor, al igual que el profesor Jameson, salieron de la nave y caminaron sobre la superficie del planeta. La Tierra había dejado de rotar, dejando la mitad de su superficie siempre mirando al sol. Ese lado tenía una temperatura bastante elevada, mientras que el otro, en las antípodas, alejado de la luz del solar, era un páramo frío, frígido y desolado. Los viajeros no se atrevieron a aventurarse muy dentro de ninguno de los dos hemisferios sino que aterrizaron sobre una franja angosta de unos mil kilómetros de ancho que separaban la mitad congelada de su contrapartida quemada por el sol.
El profesor Jameson salió de su nave junto a 25X-987 y observó maravillado la gran transformación que cuatrocientos mil siglos habían traído consigo. La superficie de la tierra, el cielo y el son eran tan distintos que ya no parecía el mismo planeta. Hacia el este, la esfera color sangre del sol que lentamente se enfriaba descansando en el horizonte, iluminando el día eterno. La rotación de la tierra se había detenido por completo, y ésta flotaba inmóvil en el firmamento mientras giraba alrededor de su padre celestial, su órbita se reducía lenta pero firmemente hacia el interior del sol. Los dos planetas interiores, Mercurio y Venus, estaban muy cerca de la orbe roja cuyo brillo y resplandor se había perdido en el proceso de enfriamiento. Pronto, ambos planetas sucumbirían a la inmensa fuerza de atracción del sol y regresarían a las llamas de las cuales habían nacido como cuerpos gaseosos en tiempos remotos.
La atmósfera había desaparecido casi por completo, se había enrarecido tanto que el profesor Jameson podía ver con increíble claridad y sin ningún malestar para sus ojos directo al inflamado cuerpo del moribundo sol. Parecía ser mucho mas grande de lo que lo había visto en la época en la que había muerto, y eso se debía a que realmente estaba mucho mas cerca.
Hacia el oeste, el cielo estaba sumido en la mas profunda oscuridad excepto por la chispa iridiscente de las estrellas que adornaban esas sección del firmamento. Al observar, notó que un brillo tenue cubría el cielo occidental, y gradualmente se hacia cada vez mas brillante, la luna llena se ergia majestuosa en el horizonte, desplegando su pálido y etéreo fulgor sobre el mundo agonizante debajo. Era muchas veces mas grande de lo que el profesor la había visto alguna vez en el transcurso de su vida natural. La fuerza de atracción de la tierra la atraía hacia ella mientras el sol hacia lo propio con el planeta.
Este deprimente paisaje que se extendía ante la vista del profesor representaba el estado de existencia que había alcanzado el planeta. Una soledad avasallante, sin testigos de la abundante vida que había rebosado el planeta hacia tanto tiempo atrás. Ese paisaje, extraño, pero hermoso, era un panorama asolador y melancólico, la mente del profesor cayó presa de su deprimente y lúgubre influencia. Su aspecto funerario y opresivo lo sacudió de repente como un escalofrió de terrible soledad.
25X-987 sacó al profesor Jameson de su ensueño letárgico.
-Demos una vuelta y veamos qué encontramos. Entiendo cómo debe sentirse respecto al pasado. Debe ser una conmoción, pero es algo que todos los mundos atraviesan tarde o temprano, incluso Zor. Cuando ese día llegue, los zorianos encontraremos un nuevo mundo donde vivir. Si viajas con nosotros, te acostumbraras a ver mundo muertos y desolados al igual que otros rebosantes de vida y energía. Por supuesto, que éste, al ser tu mundo natal tiene un valor sentimental, pero realmente es uno entre miles de millones.
El profesor Jameson guardó silencio.
-Me pregunto si habrá alguna ruina aquí para explorar-pregunto 25X-987.
-No lo creo-respondió el profesor-. Recuerdo haber oído a un eminente científico de mi época decir que, después de cincuenta mil años, cualquier estructura o creación del hombre desaparecería por completo de la faz de la tierra.
-Y tenía razón-avaló el hombre maquina de Zor-. El tiempo es el gran erradicador.
Durante mucho tiempo, los hombres maquina exploraron la penosa superficie del planeta Tierra, entonces, 25X-987 sugirió cambiar el escenario a explorar. Se subieron a la nave y avanzaron hacia el otro lado de la tierra, siempre siguiendo el cinturón de sombra que rodeaba por completo la tierra como un gigantesco anillo. Aterrizaron entonces en una tierra con una serie de conos con picos huecos.
-¡Volcanes!-exclamó el profesor.
-Extintos-agregó el hombre maquina.
Cerca de cincuenta hombres maquina, incluyendo a Jameson, dejaron la nave para explorar las curiosas formas de los picos. El profesor se alejo del resto y se refugió en una pequeña cueva del volcán, lejos de la vista de sus compañeros zorianos.
Capítulo V
Eternidad o muerte
Mientras deambulaba por la cueva, el suelo debajo cedió repentinamente y lo catapultó hacia las oscuras profundidades. A través de una lúgubre oscuridad cayó durante lo que pareció una eternidad. Cuando finalmente tocó el fondo se estrelló contra algo duro. La delgada corteza de la boca del volcán había cedido y lo habían enviado hacia el interior del mismo.
Debió haber sido una caída muy grande o por lo menos así se había sentido. ¿Por qué no había muerto? Se palpó entonces el cuerpo con tres de sus tentáculos. Sus piernas de metal estaban rotas, las cuatro, un embrollo de metal retorcido y la superficie inferior de su cuerpo estaba abollada y deformada. No podía moverse, y la mitad de sus seis tentáculos estaban paralizados.
¿Cómo iba a salir de ahí? Se preguntó. Los hombres maquina quizás nunca lo encontrarían. ¿Qué sucedería con él entonces? Permanecería así, en este imperecedero y monótono estado para siempre, dentro de ese agujero negro que era el interior de un volcán apagado, sin poder moverse ¡Qué idea tan terrible!No podía morir de hambre; comer era algo desconocido para los zorianos, las maquinas no necesitan alimento. Ni siquiera podía suicidarse. La única manera que tenía de morir era destruir su resistente cabeza y en su situación actual era imposible.
De repente, se le ocurrió que podía irradiar pensamientos pidiendo ayuda ¿Será que los zorianos podrían recibir sus mensajes? Se pregunto hasta donde llegaban los mensajes telepáticos. Concentró todo su poder mental en pedir ayuda, y repitió su ubicación y condición una y otra vez. Entonces, liberó su mente dispuesto a recibir una respuesta. No llegó ninguna. Lo intentó de nuevo. Sin respuestas, el profesor Jameson se desalentó.
No había esperanza. Los mensajes telepáticos no llegaban a los hombres maquina de Zor. Estaban demasiado lejos, al igual que una persona podía estar fuera de alcance de la voz de otro ¡Estaba condenado a una existencia terrible! Había sido preferible que los zorianos no lo hubieran encontrado ¡Deseaba que los zorianos lo hubieran destruido en vez de traerlo de vuelta a la vida, de vuelta a esto!
Sus pensamientos se vieron interrumpidos repentinamente.
-¡Estamos en camino!
-¡No te des por vencido!
Si el cuerpo mecánico del profesor hubiera tenido corazón, éste hubiera dado un salto de alegría cuando recibió ese mensaje telepático. Poco después, levantó la vista y pudo ver en la boca del volcán a uno de los hombre maquina.
-Estaremos contigo pronto-dijo.
El profesor nunca supo como lo rescataron ya que perdió el conocimiento bajo el extraño rayo que proyectaron para levantarlo y sacarlo de su prisión. Cuando recobró la consciencia, se encontró de vuelta en la nave.
-Si te hubieras dañado la cabeza en esa caída habría sido tu fin-le dijo el primer pensamiento que lo recibió apenas despertó.
-Puedo arreglarte en el estado en que estás.
-¿Por qué no respondieron cuando llamé la primera vez?-preguntó el profesor-¿No me oyeron?
-Te oímos y respondimos, pero tú no nos oíste. Verás, tu cerebro es diferente al nuestro, y aunque pudiste enviar un mensaje a gran distancia no pudiste recibirlo.
-Estoy hecho pedazos-dijo el profesor, mirando sus miembros destrozados, su tentáculos paralizados y su cuerpo abollado.
-Te arreglaremos-respondió algo-. Tuviste mucha suerte que tu cabeza saliera ilesa.
-¿Qué van a hacer conmigo?-preguntó el profesor-¿Me van a quitar el cerebro y ponerlo en otra maquina?
-No es necesario. Solo te quitaremos la cabeza y la instalaremos en otro cuerpo mecánico.
Los zorianos se pusieron a trabajar de inmediato, y pronto quitaron la cabeza del profesor de su cuerpo destrozado. Durante la indolora operación, el profesor mantuvo una buena conversación con los zorianos y después de muy poco tiempo ya estaba montado sobre un cuerpo nuevo y listo para seguir explorando. Durante su operación, la nave se había movido a una nueva posición, y el profesor salió acompañado por 25X-987.
-Tengo que cuidarte-dijo él-. Hasta que te acostumbres a tu cuerpo metálico puedes seguir metiéndote en problemas.
Jameson estaba muy pensativo. Sin dudas, estos extraños seres maquinas que habían encontrado su cohete en las profundidades del espacio y lo habían traído de vuelta a la vida esperaban ahora que viajara con ellos y se uniera a las filas zorianas. ¿Es eso lo que él quería? No podía decidir. Había olvidado que los hombres maquina podían leer sus mas profundos pensamientos.
-¿Deseas quedarte aquí en la tierra?-preguntó 25X-987-. Puedes hacerlo si es lo que realmente quieres.
-No lo sé-respondió el profesor sinceramente.
Miro el polvo del suelo a sus pies. Y vio lo que probablemente había sido parte de la composición del ser humano, que había cambiado varias veces de estructura atómica, o de alguna extraña forma de vida que hubiera sucedido a la humanidad. Era la ley del átomo que jamas moriría. Y ahora estaba dentro de su alcance, la posibilidad de la vida eterna. ¡Podía ser inmortal si así lo deseaba! Una vida interminable de aventuras en el vasto e infinito universo, entre galaxias, estrellas y planetas.
Una inmensa soledad lo invadió. ¿sería feliz entre esos hombres maquina viajando hacia mundos lejanos? Eran amables y se preocupaban por su bienestar ¿Qué mejor destino podía esperar? Pero aun así, había un anhelo que nacía en lo mas profundo de su ser, un anhelo por la humanidad. Era irresistible. ¿Qué podía hacer?¿Era en vano acaso? La humanidad había desaparecido de la tierra hacia millones de años. Se preguntó que habría detrás de la muerte, la muerte real, donde el cuerpo se descompone y se desintegra hasta regresar al polvo de la Tierra y asume una nueva estructura atómica.
Empezó a pensar si realmente había estado muerto durante esos cuarenta millones de años, supuso que había estado en un mero estado de animación suspendida. Recordó a un científico que conoció, que decía que el cuerpo no muere al momento de ser declarado oficialmente. Según este hombre, las células del cuerpo no morían cuando éste dejaba de respirar, el corazón de latir y la sangre de circular, sino que subsistían de alguna manera durante varios días después, especialmente las células de los huesos que eran las ultimas en morir.
Quizás, cuando fue enviado al espacio en el cohete justo después de su muerte, el vacío cósmico había ralentizado la muerte celular y lo había puesto en animación suspendida que lo preservó durante millones de años. ¿Y si realmente muriera? ¿Destruyendo su cerebro? ¿Qué habría después de esa muerte? ¿Sería acaso un plano de existencia mejor que el le ofrecían los zorianos? ¿Volvería a encontrarse con la humanidad o será que habían alcanzado un plano superior de existencia o quizás reencarnaron? ¿Existía el tiempo mas allá de los misteriosos portales de la muerte? Si no fuera así, entonces era posible unirse a las almas de la raza humana. ¿Había estado muerto realmente durante todo este tiempo? Si fuera el caso, entonces sabía que esperar cuando destruyera su cerebro ¡El olvido!
Un intenso sentimiento de soledad y melancolía lo había invadido y no quería soltarlo. Desesperado, decidió que hallaría el risco mas cercano y saltaría por él de cabeza. La humanidad lo llamaba, no había compañía humana junto a él. Sus cuatro miembros de metal lo llevaron rápidamente al borde un precipicio ¿Por qué no habría de tentar al mas allá? 25X-987, siguiendo sus pensamientos, no intentó detenerlo. En su lugar, el hombre maquina de Zor espero pacientemente.
Mientras el profesor Jameson meditaba sobre el salto que lo llevaría a un nuevo plano de existencia... o al olvido, un pensamiento de 25X-987 llego a él. Estaba cargado con la sabiduría de incontables mundos y siglos de experiencia.
-¿Por qué saltarías?-preguntó el hombre maquina-. Este mundo agonizante ejerce una mórbida influencia sobre tu mente. Es una cuestión de claridad. Libera tu mente de esa fascinante influencia y ven con nosotros a visitar otros mundos, muchos de ellos hermosos y jóvenes. Entonces sentirás la diferencia. ¿Vendrás con nosotros?
The professor considered for a moment as he resisted the impulse to dive off the declivity to the enticing rocks far below. An inspiration seized him. Backing away from the edge of the cliff, he joined 25X-987 once more.
El profesor consideró por un momento mientras se resistia al impulso de saltar de cabeza por ese declive y estrellarse contra las tentadoras rocas debajo. Una inspiración se apodero de él. Retrocedió y se alejo del risco, y volvio a pararse junto a 25X-987 una vez mas.
-Si, iré con ustedes-respondió.
Se convertiría en un inmortal después de todo, se uniría a los zorianos en su aventura sin fin de un mundo a otro. Se alejaron entonces en la nave de la deprimente y lúgubre influencia del mundo agonizante, influencia que casi había convencido al profesor James de saltar hacia el olvido.
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