Es muy poco lo que se sabe sobre Henry Ferris Arnold, incluso se ha llegado a poner en duda sobre sí es una persona real o sí fue el seudónimo de algún otro autor. Lo cierto es que bajo esta denominación, el autor escribió tres relatos, de distintas longitudes, que publicó a fines de la década del 20 en la revista del género por excelencia como es Weird Tales Magazine.
El relato de hoy es corto, no es inédito en español pero dado el valor que tiene, es uno de los cuentos mas exitoso de la revista, creímos necesario hacer una actualización propia. Que disfruten "El cable nocturno" de H. F. Arnold.
Por H. F. Arnold
Publicado originalmente en Weird Tales, marzo 1929
Traducido por Ema U
Nueva York, 30 de septiembre.
El embajador Holliwell ha muerto hoy. Sucedió mientras se encontraba solo en su estudio...
Hay algo infame en recibir cables nocturnos. Te sientas en el ultimo piso de un rascacielos a escuchar el susurro de una civilización. Nueva York, Londres, Calcuta, Bombay, Singapur, ellos son tus vecinos de al lado una vez que las luces de la calle atenúan y el mundo se ha ido a dormir.
Solo, en las tranquilas horas entre las dos y las cuatro, los operadores dormitan junto al telégrafo y las noticias llegan. Incendios, desastres y suicidios. Asesinatos, tumultos, catástrofes. Algunos terremotos con una lista de bajas tan larga como tu brazo. El operador nocturno de cables anota todo, semi dormido, tipeando con un solo dedo en su maquina de escribir.
Una vez cada tanto tiempo, prestas mucha atención y escuchas. Escuchas hablar sobre alguien que conociste alguna vez en Singapur, Halifax o Paris, mucho tiempo atrás. Quizás habían sido promovidos, aunque era mas probable que hubiera sido asesinado o se hubiera ahogado. Quizás habían decidido simplemente bajar los brazos y optaron por un bizarro final. Algo interesante que les hiciera salir en las noticias.
No era algo que sucediera a menudo. La mayor parte del tiempo solo te sientas y dormitas, y tipeas, tipeas sobre la maquina de escribir y deseas estar en tu cama.
A veces, cabe destacar, suceden cosas realmente extrañas. La otra noche sucedió algo que aun no he podido superar. Ojala pudiera superarlo.
Veras, soy administrador nocturno en una ciudad portuaria del oeste, el nombre no es importante.
Hay, o mejor dicho había, solo un operador nocturno en mi equipo, un sujeto llamado John Morgan, de unos cuarenta años, estimo, del tipo sobrio y muy trabajador.
Era uno de los mejores operadores que haya conocido, lo que se dice un hombre “duplicado”. Es decir, que puede manipular dos instrumentos a la vez y tipear dos historias distintas en diferentes maquinas al mismo tiempo. Era uno de tres hombres que conozco que pueden hacerlo en forma consistente, hora tras hora, y sin cometer un solo error.
Generalmente, utilizamos solo un cable de noche, pero a veces, cuando era tarde y las noticias llegaban rápido, las estaciones de Chicago y Denver habilitan un segundo cable y entonces Morgan hacía su gracia. Era un mago, un mago mecánico automático que funcionaba de maravillas pero con cero imaginación.
La noche del dieciséis se quejo de estar cansado. Era la primera y ultima vez que lo escuché decir una palabra sobre sí mismo y lo conocía desde hacia tres años.
Eran apenas las tres de la mañana y operábamos con solo un cable. Yo estaba en mi escritorio inclinado sobre unos informes sin prestarle demasiada atención, hasta que me habló.
-Jim-dijo él-¿te sientes un poco encerrado aquí?
-Ehm, no John-respondí-, pero puedo abrir una ventana si quieres.
-No te molestes-dijo-. Debo estar un poco cansado.
Eso fue todo lo que dijo, y siguió trabajando. Cada diez minutos me levantaba y caminaba hasta su escritorio y tomaba una pila de copias que se apilaban prolijamente junto a su maquina de escribir a medida que los mensajes salían impresos por triplicado.
Unos veinte minutos después de que habló, noté que había abierto el otro cable y estaba utilizando las dos maquinas. Creí que era un poco inusual, ya que no habían noticias “candentes”entrando. Cuando volví a levantarme, recogí las copias de ambas maquinas y las llevé a mi escritorio para clasificar los duplicados.
El primer cable no era nada fuera de lo ordinario y lo miré por encima rápidamente. Entonces volví mi atención a la segunda pila de copias. La recuerdo particularmente porque la historia venía de un pueblo del que jamas había escuchado hablar: Xebico. He aquí el despacho. He conservado un duplicado de nuestros archivos.
Xebico, 16 de septiembre CP Boletín.
La niebla mas densa en la historia de la ciudad se ha asentado sobre el poblado a las cuatro de la tarde de ayer. Todo trafico se ha detenido y la niebla cubre todo como una cortina. Luces de intensidad ordinaria no pueden penetrar la niebla, que se hace cada vez mas densa.
Los científicos no se ponen de acuerdo sobre la causa y las oficinas locales de medición del clima dicen que jamas había ocurrido algo así en la historia de la ciudad.
A las 7 pm de anoche, las autoridades municipales...
(sigue)
Eso era todo lo que decía. Nada fuera de lo ordinario para esta oficina, pero, como he dicho, lo que llamó mi atención de esta historia fue el nombre del pueblo.
Unos quince minutos después volví a buscar otra tanda de copias. Morgan estaba desparramado en su silla y había movido su lampara eléctrica, el resplandor ya no iluminaba sus ojos y solo alumbraba las dos maquinas de escribir.
En la pila de la derecha seguían llegando cosas normales, pero la tanda de la izquierda traía otra historia de Xebico. Todos las gacetillas de prensa llegan en tomas, lo que significa que partes de muchas historias distintas llegan todas juntas, a veces con algunos párrafos de cada una en un mismo comunicado. La segunda historia llegó marcada como “mas de la niebla”
Esto decía:
A las 7 pm la niebla se había incrementado notablemente. Todas las luces eran ahora invisibles y el pueblo había quedado sumido en una oscuridad total.
Una particularidad del fenómeno es que la niebla viene acompañada de un hedor enfermizo, no se compara a nada que hubiéramos experimentado antes aquí.
Debajo del estilo periodístico de la redacción estaba la hora, 3:27, y las iniciales del operador, JM.
Había solo una historia mas en la pila del segundo cable. Esto es lo que decía:
2ndo agregado a la niebla de Xebico.
Los relatos acerca del origen de la niebla son muy diferentes. Entre los mas inusuales, está el que cuenta el sacristán de la iglesia local, que se abrió camino hasta el cuartel general completamente histérico y declaró que la niebla se había originado en el cementerio de la aldea.
Cuando lo vio por primera vez era una suave sabana gris flotando sobre las tumbas, decía él. Luego empezó a elevarse, cada vez mas alto. Una brisa subterránea parecía inflarla, se separaba y volvía a unirse.
Fantasmas de la niebla, que se retorcían angustiados, convertían la niebla en extrañas formas y figuras. Y luego, justo en el punto mas álgido de la misa, algo se movió.
Me di vuelta y me alejé corriendo de aquel maldito lugar. Detrás de mi pude oír gritos que venían de las casas que rodeaban el cementerio.
Aunque la historia del sacristán ha sido ampliamente desacreditada, una partida ha sido despachada a investigar. Inmediatamente después de contar su historia, el sacristán colapsó y ahora está internado en el hospital local, inconsciente.
Es una historia extraña,¿verdad? A pesar de que estamos acostumbrados, a través del cable llegan todo tipo de relatos inusuales. Pero por alguna razón, quizás porque estaba todo tan tranquilo esa noche, el informe sobre la niebla había tenido un gran impacto en mí.
Fue casi con pavor que volví a acercarme a la pila de copias. Morgan no se movió, y el único sonido en la habitación era el tap tap del telégrafo. Era perturbador, me ponía los nervios de punta.
Había otra historia de Xebico en la pila de copias. La busque con ansias.
Nueva pista sobre la niebla de Xebico CP
La partida de rescate que salió a las 11 pm a investigar la extraña historia del origen de una niebla que, desde ayer a la tarde, ha sumido a la ciudad en la oscuridad no ha regresado. Otra partida mas numerosa ha sido despachada.
Mientras tanto, la niebla se ha puesto aun mas densa, si es que eso fuera posible. Se filtra a través de las grietas de las puertas e inunda la atmósfera con un deprimente hedor a podredumbre. Es opresivo, aterrador, es como si trajera consigo la sutil sensación de algo que ha estado muerto durante mucho tiempo.
Los residentes de la ciudad han abandonado sus hogares y se han reunido en la iglesia, donde los sacerdotes ofician la oración. El panorama es indescriptible. Adultos mayores y niños por igual están aterrados y muchos incluso han enloquecido de terror.
Entre los hilos de neblina que cubren parcialmente el auditorio de la iglesia, un viejo párroco está orando por el bienestar de su rebaño. Cantan y se persignan, alternadamente.
Desde las afueras de la ciudad se escuchan los lamentos de voces desconocidas. Resuenan los ecos a través de la niebla en una clave extraña, una clave menor y sin ritmo. Sonidos que no se parecen a nada, lo mas aproximado sería decir que es como el viento soplando en un túnel. Pero la noche está en calma y no hay viento. La segunda partida de rescate... (continúa)
Soy un hombre muy tranquilo y nunca en los mas de doce años que he trabajado con cables me había emocionado tanto por algo, pero a pesar de eso, me levanté de la silla y caminé hasta la ventana.
Quizás me equivoque, pero a lo lejos, en los desfiladeros urbanos de la ciudad a mis pies me pareció ver un leve rastro de niebla. ¡Bah! Era solo mi imaginación.
En la oficina de prensa, el cliqueo de los telégrafos parecía haber elevado el ritmo de su tonada. Morgan no se había movido un centímetro de su silla. Su cabeza seguía hundida entre sus hombros, seguía tipeando los despachos en ambas maquinas con un dedo en cada una.
Parecía somnoliento, pero no; interminable y eficientemente, las maquinas traqueteaban linea tras linea, implacables y sin esfuerzo, como la muerte misma. Había algo en el movimiento monótono de la maquina de escribir que me fascinaba. Caminé hasta ahí y me paré detrás de su silla, leyendo sobre su hombro a medida que iba escribiendo, palabra por palabra.
Ah, ahí viene otra:
Flash Xebico CP
Ya no habrán mas boletines desde esta oficina. Ha sucedido lo imposible.No han llegado mensajes a esta oficina desde hace mas de veinte minutos. Estamos totalmente aislados del exterior e incluso de las calles debajo.
Me quedaré con el cable hasta el final.
Es el final, en efecto. Desde ayer a las 4 pm la niebla ha cubierto la ciudad. Seguido al informe del sacristán de la iglesia local, dos partidas de rescate fueron enviadas a investigar las condiciones de las afueras de la ciudad. Ninguna de las partidas ha regresado y no hemos recibido noticias de ellos. Parece evidente ahora que jamas regresaran.
Desde mi instrumento puedo ver hacia abajo, a la ciudad bajo mis pies. Desde la posición de esta oficina, en el piso trece, puedo ver casi toda la ciudad.Pero ahora, lo único que puedo ver es una gruesa capa de oscuridad donde solía ver una ciudad llena de vida y luces.
Mucho me temo que los incesantes lamentos que escucho constantemente desde las afueras de la ciudad son los gritos desesperados de los habitantes de esta ciudad. Se escuchan cada vez mas fuertes y cada vez mas cerca, cada vez mas cerca del centro de la ciudad.
La niebla ha cubierto todo. Y es incluso mas densa que antes, si eso fuera posible, pero las condiciones han cambiado. En vez de ser la opaca e impenetrable barrera olorosa, ahora parece arremolinarse y retorcerse como una masa informe, dibuja figuras de una agonía casi humana. De tanto en tanto, la masa se abre y puedo ver brevemente, fragmentos de las calles debajo.
Las personas corren de aquí para allá, gritando desesperadas. Un enorme caos de sonidos llegó volando hasta mi ventana, el mas relevante de todos era un inmenso y sibilante sonido de vientos, vientos invisibles e imperceptibles.
La niebla había cubierto la ciudad nuevamente y el silbido se acercaba cada vez mas.
Ahora está directamente debajo de mi.
¡Por dios! Por un instante la niebla se abrió y pude ver la calle debajo.
La niebla no es simplemente vapor, ¡está viva! Junto a cada una de las agonizantes figuras humanas hay una figura que la acompaña, un aura de extraños y variados colores. ¡La forma está prendida a ellos!¡Cada una a un ser vivo!
Los hombres y mujeres han caído. Boca abajo. Las figuras de nieblas les acarician con ternura. Están de rodillas junto a ellos. Están... no me atrevo a decirlo.
Los retorcidos cuerpos han sido despojados de sus ropas. Están siendo consumidos... poco a poco.
Un piadoso muro de vapor ardiente ha cubierto la escena y ya no puedo ver mas nada.
Debajo, el muro de vapor está cambiando de color. Parece estar iluminado por fuegos internos. No, no es así. Me equivoqué. Los colores vienen de arriba, son reflejos del cielo.
¡Arriba! ¡Miren arriba! El cielo está completamente en llamas. Colores nunca visto antes por hombres o demonios. Las llamas se mueven, empiezan a mezclarse. Brillan tanto que los ojos me arden, están muy lejos ahora.
Ahora han empezado a girar, dibujan círculos, y se retuercen para formar intrincados diseños y patrones. Las luces se mueven a la par unas con otras y conforman un caleidoscopio de un brillo fuera de este mundo.
He descubierto algo. Las luces son inofensivas. Irradian fuerza y cordialidad, casi alegría, podría decir. Pero es su mismísima fuerza la que lastima.
Mientras observo, se están acercando mas y mas, saltan millones de kilómetros a la vez. Millones de kilómetros a la velocidad de la luz. Sii,esta luz es la quintaesencia de toda la luz. Debajo, la niebla se funde en un radiante neblina, cubierto por un arco iris de cientos de variaciones del espectro.
Puedo ver las calles. ¡Están llenas de personas! Las luces se acercan. Me rodean. Estoy completamente cubierto. Yo...
El mensaje se detiene abruptamente. El cable de Xebico no responde. Bajo mis ojos, en el angosto circulo de luz que dibuja la lampara, el rodillo de la maquina ya no gira sobre sí mismo ni dibuja letra por letra, a través de la pagina.
La habitación parece haberse llenado de una quietud solemne, un silencio poderoso e impactante.
Bajé la vista para ver a Morgan. Sus manos habían caído inertes a sus lados, mientras su cuerpo estaba peculiarmente encorvado. Devolví la lampara a su posición original, iluminando su rostro. Sus ojos no se movían.
Un presentimiento repentino invadió mi cuerpo,me ubique a su lado y envié un cable a Chicago. Un segundo después el clic anuncio una respuesta.
Vaya. Esto debe ser un error. Chicago informa que el Cable numero dos no ha sido utilizado durante toda la noche.
-¡Morgan!-grite-¡Morgan! Despierta, no es real. Alguien nos ha jugado una broma. Que...-Entusiasmado, lo tomé por los hombros.
Su cuerpo estaba muy frío. Morgan había estado muerto por horas. ¿Era posible que su cerebro sensible y sus dedos automáticos hubieran seguido registrando datos tiempo después de su partida?
Nunca lo sabré, ya que nunca mas regresaré a trabajar en el turno nocturno. Busqué en un atlas mundial y no hay registro de un pueblo llamado Xebico. Lo que sea que haya matado a John Morgan permanecerá por siempre un misterio.
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